Comunidad Misionera en el San Juan
La Comunidad Misionera comenzó a soñarse en enero de 2012, en la Misión de Verano en los Valles Calchaquíes (Catamarca).
Nos inquietaba cómo compartir al regreso una experiencia tan linda y movilizadora en el Colegio. En esa búsqueda participamos de la preparación de la Misión de Semana Santa en el Colegio Sagrada Familia de Aguada y nos preguntamos ¿por qué no reunirnos en el San Juan?
Con todo ese impulso y en la preparación de otras actividades como Hogar y Taller creció la inquietud y se lo planteamos al Coordinador de Pastoral, Roberto Machó. La propuesta fué preparar la Misión en la Comunidad del San Juan.
Y desde entonces, la magia fue surgiendo. Semana a semana nos reunimos para preparar la Misión acompañados y apoyados por Roberto, el Hno. Nestor, el Hno Aurelio y, por nuestro querido Hno Héctor.
La apuesta fue formar una Comunidad Misionera que nos permitiera ser misioneros en la vida, misioneros para nuestra comunidad sanjuanina y para toda la Sagrada Familia. Así comenzamos a reunirnos sábado a sábado y a compartir nuestra vida, atravesada por la fe, la misión y la vida en comunidad.
Ha sido un camino lleno de aventuras y experiencias únicas de convivencia, retiros, encuentros: por el día del San Juan, por Pentecostés, las cuatro misiones (Misión de verano en los Valles, Baltasar Brum, Misión de Semana Santa y Misión de Septiembre), Siempre celebrando la vida y el encuentro, siempre de fiesta, la fiesta del Reino.
Durante el año, los misioneros acompañamos a los alumnos de 5to y 6to año de primaria en diferentes actividades, como lo son el recreo y la feria misionera. Estas instancias, enriquecen tanto a los misioneros como a los alumnos, siendo un momento de encuentro y convivencia dentro del colegio.
Llegó la pandemia, quizás el desafío más grande, pero sin duda nos regaló muchas oportunidades. Nos fuimos renovando, y nos encontramos desde otro lugar. Como nos enseñó el Hermano Gabriel: “Si la obra es nuestra perecerá, pero si es de Dios él sabrá hacerla prosperar” .
La comunidad ha sido y es, refugio, es lugar de encuentro, silencio, escucha, familia y abrazo.
Así año a año la comunidad se renueva, crece y se sostiene. La esencia siempre intacta. Las puertas siempre están abiertas, porque una vez misionero, siempre sos misionero, y porque “uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida”. Si hay un lugar en el que aprendes lo que es amar la vida, es acá, en este hogar.
Agustina Rossi, Matías Priliac, Sofía Perez, Cecilia Guerra.